viernes, 7 de enero de 2011

La descripción y medición del movimiento


En los apartados anteriores hemos notado que podemos identificar cuándo un objeto está en movimiento o cuándo permanece en reposo. Y hemos recurrido a nuestros sentidos para percbir los movimientos en nuestro entorno y en nuestra vida diaria. También nos hemos dado cuenta de que algunos movimientos son más fáciles de percibir que otros. Por ejemplo, si observamos a dos corredores en movimiento es posible estimar cuál de los dos se mueve más rápido, pero si nos preguntamos en que proporción es mayor la rápidez de uno en relación al otro, no podríamos dar una respuesta precisa con el simple uso de nuestros sentidos. Para hacerlo, necesitaríamos un tipo de información cucuantitativa que describiera los dos movimientos, es decir, daríamos respuesta a la pregunta hasta que contáramos con los instrumentos de medición adecuados para determinar el valor d elas magnitudes involucradas en los dos movimientos.
Para estudiar un movimiento debemos conocer cuáles son las magnitudes físicas que lo describen (longitud y tiempo) y qué relaciones existen entre ellas. Pero también, como primer paso, debemos considerar algo que suma importancia: construir un sistema de referencia adecuado.

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